lunes, 28 de noviembre de 2011

CONCIERTO AMARAL

“AMARAL”… MI PRIMER CONCIERTO

Cuando los sueños se cumplen, cuando las ilusiones se hacen realidad da gusto vivir. Yo pienso así, y lo hago sobre todo, después de ir a un concierto de Amaral el 12 de noviembre de 2011 en san Sebastian.

Nunca había ido a ninguno y me lo propusieron hace unos meses. Dije que sí, sin saber los pasos que había que dar, sin saber como iba ir, ni con quien, dije que sí, sin saber… o mejor dicho sabiendo solo que era algo nuevo que me apetecía conocer.

Poco a poco nos pusimos a trabajar: compramos las entradas, se fue añadiendo personas a nuestro grupo, fuimos organizando el viaje, la furgoneta, el tiempo que nos haría falta, el dinero, y por fin… tan solo quedaba esperar.

Esperar que pasara el verano con las vacaciones de Agosto en la mitad y las maletas en nuestras mentes, esperar que pasaran los meses con sus cambios climáticos en cada uno de los días, esperar que llegara el otoño y la las hojas secas cubrieran nuestros pies, esperar… esperar.

El día llegó y cinco personas me acompañaron al Concierto, me impresionó todo: la cantidad de gente concentrada, las luces de colores que llenaban el escenario, el grupo musical tan simpático, me impresionó el espectáculo que vi, que sentí, que disfruté.

Amaral presentó su nuevo disco “Hacia lo salvaje” apenas conocía las canciones pero me gustaban, cantaron otras de otros discos que eran mas conocidas para mÍ, las tarareaba, aplaudía, reía… disfrute cuando la vocalista se movía entre el publico cantando, dejándose tocar, haciéndose fotos y agradeciendo reiteradamente esa entrega masiva de un publico en pie.

Las letras de las canciones seguían envolviendo la inmensa sala de el “Kursal” La chica del barrio alto” “Sin ti no soy nada”… me gustaban sus canciones en especial una que dedicaba a su madre fallecida reciente, se titulaba “Lejos del olvido” me llegó tanto, seguramente porque yo nunca olvido, ni olvidaré a la mía.

Dos horas mas tarde acabó el concierto pero la noche seguía y nos fuimos a cenar unos pinchos en un bar, nos pusimos a hablar durante un ratito y esas 6 personas tan distintas en su vida diaria, tan distintas en edad, en experiencias de vida compartieron su amistad.

Hoy quiero darles las gracias, gracias a Eva, a Borja, a Maialen a Elena Ojanguren a Elena Etxeberria, gracias por esas horas, por el concierto por su amistad… gracias por demostrarme que cuando los sueños se cumplen, cuando las ilusiones se hacen realidad da gusto vivir.

Inmaculada Cordovilla

viaje a Paris mayo 2011

viaje a Paris mayo 2011

UN FIN DE SEMANA EN PARÍS

En torno a las 12 y media del mediodía del sábado 14 de Mayo de 2011 con un cielo bastante despejado y un viento algo fresco, llame a mi madre por teléfono. Me encontraba en el segundo piso de la torre Eiffel y quería decirle que estábamos divisando Paris desde su famosa torre. A continuación, mis ojos se llenaron de lágrimas, eran lágrimas de emoción, era mi reacción ante un sueño cumplido.

Y como todo sueño que se precie, nos costó cumplirlo. Un año y medio ahorrando para poder ir, 2 intentos fallidos, una por ponerme enferma con neumonía en Mayo pasado y otra por la huelga de los controladores aéreos en Septiembre de 2010. Pero a pesar de la frustración, las ganas seguían intactas. Decidimos seguir ahorrando, porque el viaje quedaba aplazado pero de ninguna manera anulado.

Por fin, el 13 de Mayo del 2011 y aprovechando una oferta, comenzó la aventura. El viaje en tren de alta velocidad desde Hendaya era toda una novedad. Nos falló la plataforma de subida, primero no encontraban las llaves de contacto y después, la máquina apenas tenía batería pero conseguimos subir, “Deberían asegurar el funcionamiento de los medios técnicos pero no pasa nada” nos dijimos contentas por estar arriba.

Aproximadamente dos horas mas tarde, el tren tuvo que estar parado durante un tiempo, ya que otro, con un problema mecánico ocupaba las vías y hasta nueva orden no podíamos continuar con nuestro trayecto. Nosotros, nos sorprendimos bastante, pero a juzgar por las risas del resto de los ocupantes que viajaban con nosotros, esto debía de pasar bastante a menudo.

Después de siete horas de viaje y llegar con hora y cuarto de retraso a París, fuimos a coger un taxi adaptado y no había ninguno, teníamos que haberlo reservado con antelación. Tuvimos que desmontar mi silla y meterla como pudimos en un taxi normal. Llegamos al hotel y tampoco estaba adaptado dos escaleras hasta llegar a un ascensor pequeñísimo en el que no entraba ni mi silla de ruedas ni ninguna otra nos hicieron pedir cambio de hotel.

Era viernes por la tarde y era imposible encontrar otro hotel adaptado con dos habitaciones nos dijeron. Media hora esperando en una salita llenas de incertidumbre. De repente, ¡ya estaba solucionado! muy cerca consiguieron alojamiento. Estábamos situadas en el barrio Latino, en un hotel precioso, las cuatro juntas y felices.
Esa misma noche fuimos a cenar con Nataly profesora mía de un curso de “escritura creativa” que realicé aproximadamente hace 4 años y principal motivo de mi viaje a París. Me hacía mucha ilusión conocerla en persona ya que disfrute estudiando con ella y logré avances importantes. Llegó con su marido y un diminuto ser en su tripa ya que está embarazada de 4 meses.

Nos cautivo su cercanía, su dulzura, su agradable trato, la simpatía de Sthephen, su chico, la disposición por conocer “nuestro mundo tan distinto al suyo” decían ellos, y por enseñarnos los alrededores del barrio donde estábamos alojadas, tan amablemente y sacarnos fotos con ellos. Así es como conocí Notre Dame de noche y los paseos que rodean al río Sena.

Después de pasear un tiempo por los alrededores, el cansancio se hacia notar en nuestros cuerpos y nos fluimos al hotel con una sensación muy agradable. Eran buena gente que prometieron devolvernos la visita no tardando mucho ya que el marido de Nataly nació en Mont de Marsan y sus padres viven en Pau.

Al día siguiente, sábado y después de desayunar empezamos por conocer la terraza del hotel que un camarero muy amable nos aconsejo y nos llevó hasta ella, era un ático espectacular, se divisaba París, estuvimos un buen rato deleitándonos y disfrutando del panorama después nos fuimos a visitar la torre Eiffel y trocadero.

Nos montamos en un autobús adaptado que hacia ruta por París (Open Tour) y nos llevaba por los sitios más emblemáticos de la Ciudad contándonos su historia: vimos el edificio de la Asamblea Nacional, la Madelaine, El Obelisco, Los Campos Eliseos... allí nos bajamos y fuimos al hotel caminando por una calle que estaba llena de escaparates con ropa de firma de grandes diseñadores.

Seguimos caminando y haciéndonos fotos, así llegamos al Hotel Plaza en el que dos conserjes que estaban a cada lado de la escalinata me hicieron una reverencia cuando me acerqué. Me dio la risa jamás en mi vida me habían saludado agachándose y quitándose el sombrero a mi paso. Después fuimos caminando por la vereda del río Sena hasta el barrio Latino, lugar donde estaba nuestro hotel.

Otra anécdota nos esperaba en nuestro largo y precioso paseo, tres chicos se nos acercaron por detrás con aspecto sospechoso y hablando en francés entre ellos, nos agarramos a nuestros bolsos y nos miramos entre nosotras. Nos paramos para saber donde se dirigían y ellos también frenaron su paso. Seguramente vieron que su presencia nos puso en alerta y minutos mas tarde, decidieron marcharse.

Llegada la noche y después de llegar sanas y salvas a nuestro Hotel, fuimos a cenar al Chez Clemente: Ostras, langostinos, carne en salsa salmón, profiteroles con chocolate y vino blanco para brindar, compusieron nuestro menú, éramos conscientes de que era la ultima noche en París, así que regresamos al hotel entre felices por vivir esta experiencia y tristes por un tiempo que se nos escapaba de las manos demasiado deprisa.

Al día siguiente domingo, fuimos al Museo de Louvre, nos bajamos por la pirámide de cristal ¡tantas veces vista por la televisión de mi casa! fuimos a conocer el hotel Ritz situado en la plaza Vandome y después a nuestro hotel. Allí nos esperaba Nataly, ya que el día antes nos había llamado por teléfono para estar un ratito con nosotras y despedirnos hasta un nuevo encuentro en nuestro país.

A las 2 de la tarde nos vino a buscar un taxi adaptado que nos acercó a la estación en la que cogeríamos de nuevo el tren de alta velocidad que nos llevaría hasta Hendaya. El viaje de regreso fue muy bueno, rápido, cómodo y sin ningún percance. A las nueve y media de la noche estábamos en Hendaya.

Fuimos a coger la furgoneta de mi padre aparcada durante dos noches junto a la estación y no arrancaba, seguramente las baterías estaban descargadas. Los gendarmes franceses fueron los que nos empujaron para tratar de arrancarla y de esta manera poder llegar a nuestras casas. Fue la última aventura de nuestro viaje a Paris.

Y así fue nuestro fin de semana en la Capital francesa, así fue mi sueño, un sueño que gracias a la disposición, la fuerza de voluntad, la entrega de dos personas se pudo hacer posible. Con estas palabras queremos contar el viaje pero sobre todo, queremos realzar la importancia de ellas, su mérito, la demostración de su valor, de su lucha ante las adversidades y su generosidad personal.

Gracias Marga, gracias Miren, nunca lo olvidaremos