jueves, 24 de abril de 2008

COMO LA VIDA MISMA

COMO LA VIDA MISMA

Aquella mañana de Enero, Bartolo, profesor de primaria desde hace más de cuarenta años, llegó a la escuela mojado por la lluvia y salpicado por el barro que despidieron las ruedas de un camión al pasar junto a él.

Al entrar en clase, sus alumnos le oyeron protestar mientras secaba sus ropas al calor de una vieja estufa y frotaba el barro de sus pantalones, sin embargo, nadie extrañó sus protestas, pues quejarse era su tónica general.

Era un hombre desaliñado, pálido y de aspecto melancólico, pero buen profesor, los niños de su clase terminaban siendo los más listos de la comarca y este hecho acabó por atraer a multitud de padres deseosos que sus hijos fuesen educados por él.

Tanto fue así, que en muy pocos años, aquel pueblecito tranquilo situado en la ladera de una montaña, se llenó de habitantes y acabó convirtiéndose en una pequeña Urbe.

La añoranza que Bartolo sentía por el lugar que le vió nacer y del que solo quedaba su nombre escrito en un cartel que había junto a la carretera, le sumió en una profunda depresión.

Transcurrió mucho tiempo antes de que se recuperara, y ahora, cuando parecía que se desenvolvía con soltura en un medio que siempre consideró hostil, se tenía que jubilar.

Sus vecinos estaban tristes por ello, sabían que sin él, sus hijos no serían tan brillantes con los estudios y esto les preocupaba tanto, que logró inquietar también a Bartolo.

Por eso, aquella mañana de Enero, tras secar sus ropas al calor de la vieja estufa y quitar el barro de sus pantalones, se puso a dar lecciones a sus discípulos bastante nervioso.

-Decirme niños- dijo señalando una gran pizarra verde-¿cuál de estas letras es la J?

-La J es una letra entregada por completo al mundo del baile-contestó un muchacho rubio y de ojos saltones.

-No digas tonterías manolito- dijo acallando bruscamente las risas del resto.

-Y la T ¿cuál de estas letras es la letra T?

-La T es un martillo de pie-dijo entonces un chavalillo de aspecto menudo.

-¿Y la D?- dijo ignorando las contestaciones de los niños.

-La D es la tripa de una embarazada-comentó muy rápido un crío delgadito y muy alto sentado al fondo de la clase.

-Cómo sigáis así os voy a tener que castigar, por ultima vez ¿cual de estas letras es la W?

-La W es la única letra que vemos doble sin estar borrachos-Dijo una niña de largas trenzas.

-Está bien, se acabaron las bromas, estáis castigados sin recreo, pero ¿vosotros que pensáis de la vida? Venga contestar-repitió Bartolo muy enfadado-¿vosotros que pensáis de la vida?

-Que la vida es... que la vida es tan seria que a veces conviene hacerle cosquillas-Contestó un muchacho situado en las primeras filas.

Entonces, una sonrisa cambió por completo la expresión de su cara, no había melancolía, el color volvió de repente a sus mejillas y hasta su aspecto andrajoso pareció esfumarse.

-¿Se encuentra bien “Profe”?-Preguntaron los niños.

-Sí pequeñuelos, estupendamente, a veces unas simples cosquillas... hacen milagros.

Inma